Galería de Personajes

TODA LA VIDA JUNTO AL MAR
 CACHO ALMIRON, EL GUARDAVIDAS EN ACTIVIDAD MÁS VETERANO DE MAR DEL PLATA
“Cacho” Almirón posa para la foto
El guardavidas con más experiencia de Mar del Plata dialogó abiertamente con El Atlántico. Cacho Almirón tiene 61 años y 43 de servicio en Punta Mogotes. Jamás tuvo víctimas fatales y ha realizado miles de salvatajes. Sueña con retirarse invicto y promete que seguirá nadando siempre
A meses se celebrar sus 62 años de vida, “Cacho” Almirón continúa desempeñándose como guardavidas en Mar del Plata. De hecho, es el rescatista con más años de servicio en la ciudad. Admite estar enamorado de su profesión y dice ser feliz con observar el mar y trabajar en la seguridad balnearia. Asegura que “Dios alquila en Punta Mogotes”, donde cumple su actividad y donde jamás, afortunadamente, tuvo un salvataje fallido. “Espero retirarme invicto”, auguró en una entrevista con El Atlántico en la que compartió enseñanzas, anécdotas y momentos entrañables de sus 43 años de trayectoria.
“Cacho” Almirón posa para la foto, recibe el saludo ameno de los veraneantes que descansan en la orilla -“te vas a hacer famoso”, le dicen palmeándole la espalda- vuelve a su puesto de guardavidas, da luz verde a la entrevista y con cierta nostalgia en sus palabras, le da las gracias a Dios por no haber tenido nunca una víctima fatal.
Pese a que el reportaje está en marcha, “Cacho” no quita la vista del mar. Prefiere responder, con la simpatía y el gesto amable que lo caracteriza, pero sin dejar de ver el agua, su campo de acción. Desde el balneario N°20 de Punta Mogotes, el guardavidas con más experiencia en Mar del Plata reconoce tener una “muy linda” relación con los turistas y locales de siempre, se emociona al recordar a su entrañable compañero y maestro, y cuenta sin censura los pormenores de su profesión, donde el riesgo está a la orden del día y hay a diario miles de vidas en sus manos.

-Hice el curso en el Centro de Educación Física, después hice otro en la Cruz Roja para perfeccionarme y acá estamos. Empecé en 1968, en el lote N° 38 de Punta Mogotes. Cambiaron los concesionarios pero yo seguí firme acá.

-Yo tenía 18 años cuando empecé y me tocó acá mismo un compañero muy bueno, de muy buen corazón, que me enseñó todo: 'El Pato' Rodolfo Jansen, muy conocido en la zona, con un corazón enorme. Él me enseñó todo lo que sé y hoy uno trata de enseñarle todo a los que empiezan. Es la cadena, el curso de la vida. Uno trata de dejar lo mejor para que los chicos aprendan.

-Los guardavidas de aquella época eran iguales a los de ahora. Eran quizás más responsables en algunos casos. Eran guardavidas que hacían mucha prevención. Tal vez no se hacían tantos salvatajes porque se insistía mucho en la prevención.

-Tenemos un dicho que dice que 'al mar no hay que darle ventaja', porque cuando te cobra una vida no te la devuelve más. Hay que cuidar mucho a los chicos, que son los que más desaparecen y hay que tomar todos los recaudos para que la gente no sufra ningún accidente. Yo le doy gracias a Dios, aunque yo también colaboré (se ríe), he hecho mucha prevención, le digo a la gente que no se meta más allá de lo que se puede… siempre de buenos modos, dando las gracias.

-La gente lo toma muy bien porque me le dirijo bien también. Además lo estoy cuidando. No le digo 'salga de ahí', sino 'disculpe señor o señora, no se meta por ese sector porque está muy peligroso'. Y la respuesta es buena. Yo siempre digo que Dios alquila en Punta Mogotes, porque no se ha cobrado víctimas.

-Entrenar. Hay que entrenar mucho y hacer prevención, porque el día que te toca… antes eran 110 carpas más o menos y éramos dos guardavidas. Ahora creció todo, hay casi 400 carpas en el balneario, mucha más gente y seguimos siendo dos guardavidas por cada balneario.

-Los dos tenemos que estar alerta. Mi compañero mira la playa y si ve uno puntea. El segundo que lo ve, lleva la rosca, el tercero que lo ve -del otro balneario- lleva la soga y ya hay tres guardavidas. Se trabaja en equipo, se entra al mar y si todo sale bien, salimos todos con vida, como debe ser.

-En la primera quincena estuvo tranquilo, la segunda vino mucha gente. Hemos sacado a varios, pero todos salvatajes cortos. Mi compañero tuvo algunos salvatajes atrás de la rompiente y se le complicó un poco, pero salió todo bien.

-La verdad que por las dos cosas, porque el turista no hace nada en todo el invierno y en verano se desata, se enloquece. Y empiezan a ir para adentro del mar y cuando quieren volver, se les complica. Ahí se dan cuenta que no tienen estado físico y tenemos que entrar nosotros. También están las parejitas, que el novio la lleva de la mano hasta que caen en una canaleta y ahí se corta el romance. Una vez un chico salió desesperado y la dejó a la otra adentro. Cuando salió, él le preguntó si estaba bien y ella le decía 'salí de acá, que vos me dejaste acá sola'. De esas historias vi tantas…

-Yo pienso que ya podría retirarme. Pero todavía no está la jubilación para los privados. Recién ahora hay un proyecto en ese sentido y esperemos que se de pronto, porque uno también quiere dejarle el paso a la juventud y descansar como corresponde. Quiero jubilarme en esto, retirarme invicto.

-Ahora es a partir de los 50 con 25 años de servicio, pero eso es para municipales. Yo espero que la ley salga para privados también. Cuando salga eso yo ya estoy. He hecho cantidad de salvatajes. Pero por lo pronto sigo trabajando, lo que hago me encanta. También sé que soy un hombre grande, en mayo cumplo 62 años y si bien yo me siento bien, a lo mejor los reflejos no son los mismos. Yo entro todas las mañanas a nadar, me vengo nadando contra la correntada, me hago unas cien fuerzas de brazos, unos cien abdominales y después pongo el mate.

-Y no sé, me dedicará a pasear, a descansar. Nadar voy a nadar siempre. Pasaré a tomar mates con los chicos, aunque tampoco quiero molestarlos y que digan 'ahí viene el viejo ese' a contar los salvatajes de hace 30 años (se ríe).

Tengo a mi señora y mellizas de 13 años. Estaba más para abuelo que para papá pero así se dieron las cosas. Tranquilo, una linda familia.

Vivo lejos, por Colón al 7000, pero siempre trabajé acá. Este es mi lugar. Cuando esto era el balneario 'Gran Mar”, que el concesionario era Alberto Triunfeti, un personaje y un hombre que también me enseñó mucho, nos enseñaba a todos a trabajar realmente. Porque en esa época se estilaba que los guardavidas rastrillaban, armaban carpas y nos daban un sueldito extra que mal no venía. Ese laburo hoy lo hacen los carperos, pero antes lo hacíamos nosotros.

-La gente me quiere mucho gracias a Dios. Y yo he visto a gente con chicos en brazos, que hoy esos bebés crecieron, son hombres y vienen con sus propios hijos. Los abrazaba y les daba un beso cuando eran chiquitos y hoy vienen con sus hijos, a veces no lo puedo creer. Nunca me van a ver de mal humor. Me río mucho, la paso bien. Soy una persona que disfruto todo, que sirvo porque saco a gente del agua, que tengo todas mis extremidades. Es muy fuerte (se emociona). Y agradezco mucho. El tener salud no se paga con nada. El ser feliz no tiene precio. Que Dios me siga ayudando y que me pueda retirar en esto, invicto y feliz.
Cuando puso su primer pié en la arena como guardavidas, en 1968, allí estuvo su entrañable compañero y maestro, quien desafortunadamente ya ha fallecido. El recuerdo imborrable, la enseñanza y la entendible emoción.
“'El Pato' (Rodolfo Jansen) era un ser divino”, aseguró Almirón levantando la mirada. “Si él veía que tu patrón te quería rigorear por algo, él salía a defenderte. Me enseñó mucho sobre el agua. Me decía 'hijo' y ya me advertía: 'Hijo, aquel señor en el mar se va a quedar', y ponele la firma que se quedaba. Aprendí tanto… cuando llegué él ya estaba. Cuando tenía 18 él tenía 45 y ya sabía todo. Y le tenía una fe ciega a él, confiaba mucho”, recordó.
Fue tal el vínculo que entre ambos se creó que la confianza del maestro se trasladó al alumno, devenido hoy en el guardavidas con más años de servicio de Mar del Plata.
“A veces veníamos con una víctima cada uno y él venía riéndose, con una tranquilidad increíble que daba seguridad”, explicó y por último, con la voz entrecortada, completó: “Siempre me trató bien, nunca me faltó el respeto. Siempre me enseñó. Me daba consejos, me quedaron muchas cosas. 'El Pato', un gran tipo al que recuerdo siempre”.
Anécdotas textuales
-Cuidado con la suegra. “Hace como 20 años, un señor se había quedado clavado en un pozo adentro del mar. Yo fui, lo agarré y ví que era medio grandote, medio 'fisicudo', y pensé 'a este lo tengo que agarrar fuerte porque si no se me va a escapar'. Nosotros tenemos una técnica que es como una defensa personal, y donde me mandás un manotazo yo te hago una toma para que quedes en posición de remolque. Entonces le di medio bruto, pero lo acomodé y lo saqué. Lo traigo a los bomberos y venía flojo de piernas. Yo venía con el agua por las rodillas y entró la suegra a buscarlo, con una salida de baño tipo toallón. Y le dice 'sos un inconsciente, vos tenés hijos' y le pegó una cachetada terrible así colgado como venía. Encima no me dejaba caminar porque se me ponía adelante la señora. Y le gritaba la suegra: 'Eso no es nada, ahora vas a ver afuera'. Cuando llegó a la arena lo estaba esperando la mujer y la suegra, las dos, para seguir retándolo”.
-Un empujón. “Yo veía que un viejito se había caído al pozo. Entonces me metí al lado de él pero lo dejé, sabiendo que sólo no salía. Me puse atrás de él y empezó a gritar 'em…', 'em…”, 'em…'. Claro, él quería hablar y le venía el agua a la boca y no podía. En una juntó aire, se la bancó y gritó: 'em...pújenme'. Y lo moví un poco pero me dijo que lo dejara por ahí nomás porque andaba cerca la señora, se ve que era otro que la mujer lo tenía medio cortito.
Un sueño
Si bien “Cacho” Almirón siente que su carrera está prácticamente concluida, piensa en lo que les quedará a sus jóvenes colegas.
-¿Si pudieras cambiar algo de tu trabajo que sería?
-Me gustaría ver a los guardavidas uniformados todos iguales, más que nada para el turista. No es pedir tanto. Que anden todos con el mismo buzo, para que la gente los reconozca fácilmente. Por una cuestión de imagen. Y otro sueño sería tener unas tarimas (casillas de guardavidas) bien hechas, bien armadas, no como las que tenemos. Sería una linda vista para toda la costa, para todo aquel que viene a la playa. Estamos en Punta Mogotes y hay -o habría-que mostrar a Mar del Plata de la mejor manera.

Por Gonzalo Gobbiggobbi@diarioelatlantico.com
29/01/2011|
Inauguramos ésta sección de PERSONAJES con una nota publicada en LA VOZ DEL PUEBLO, de Tres Arroyos en su edición digital

El hombre de los "mil salvatajes" 
Claudio Messina es guardavidas desde hace 42 años. Durante su extensa carrera trabajó en todas las playas del distrito. Asegura que "los guardavidas de Claromecó somos los mejores del país"

Aquellos turistas que pasan sus vacaciones en Claromecó desde hace años seguramente lo conocen o lo han visto alguna vez en la playa. Varios lo consideran un personaje, aunque todos reconocen su profesionalismo y vocación por su trabajo.
Como buen guardavidas, siempre está atento a lo que ocurre en el agua, y también en la arena, y conoce los secretos del mar como pocos.
Claudio Messina (60 años) es guardavidas desde hace 42 años y en todo este tiempo alcanzó "el récord de mil salvatajes", según comentó a LA VOZ DEL PUEBLO, aunque aclaró que esa cifra incluye los rescates en el mar y en las piletas de natación donde trabajó.
Durante su extensa carrera ha trabajado en todas las playas del distrito, aunque desde hace varios años se desempeña en la costa de Claromecó.
"Yo me recibí en 1968, cuando se realizó el primer curso en Tres Arroyos", aseveró Messina, quien recordó que se habían anotado 93 personas y sólo terminaron 15, entre los cuales también estaban el Pebe Viñes, Patricio Ferrario, el Gallego Maté y el Laucha Milanesi. 
Manifestó que "en aquel momento me enviaron al balneario Reta junto a otro compañero, Luis Alberto Sica" y acotó que "al poco tiempo de estar trabajando allá mi compañero se accidentó en un banco de arena y tuve que sacarlo del mar".
"Recuerdo que estuve 45 minutos haciéndole masajes cardíacos y respiración boca a boca, pero afortunadamente se salvó", completó.
Destacó que "en aquella época era todo muy distinto, dado que nosotros trabajábamos desde el 15 de noviembre al 31 de marzo y las playas las manejaba la Dirección de Turismo de la Provincia".
"A partir de 1972 los guardavidas pasamos a depender de los municipios y ahí se desvirtuaron un poco las cosas", consideró.
Messina trabajó varias temporadas en balneario Reta, donde también llegó a tener un parador, y luego se mudó a Buenos Aires por cuestiones personales.
En la capital federal trabajó como guardavidas en varias piletas de natación y en un balneario que funcionaba en el actual predio de La Salada.
"Era un predio de 32 hectáreas, con restaurante, heladería, consultorio médico, vestuarios, varias piletas de natación y un lago", detalló Messina, añadiendo que "en una sola temporada trabajando allí realicé 193 salvatajes".
"En 1988 me reincorporé al Cuerpo de Guardavidas del distrito de Tres Arroyos y desde esa fecha hasta la actualidad trabajé de manera ininterrumpida en las playas locales", contó.
A su vez, subrayó que "fui uno de los que consiguió que el municipio designara a un jefe de guardavidas en Dunamar".


En Orense
Messina puntualizó que "estuve dos años como jefe del Cuerpo de Guardavidas de Orense" y agregó que "después volví a Claromecó, donde pasé por varios balnearios".
"Trabajé alrededor de cinco temporadas en Samoa y otras tantas en Nahuel Epú, hasta que hace un año me asignaron acá", detalló el experimentado guardavidas, haciendo referencia a su actual lugar de trabajo, que es el sector comprendido entre los balnearios Cazadores y Nahuel Epú.
Expresó que "en este lugar estoy muy bien, dado que puedo desarrollar todo lo que aprendí a lo largo de los años" y añadió que "hay mucha gente que me sigue, que antes bajaba en Samoa o en Nahuel y ahora lo hace acá, tal vez porque se sienten más protegidos y porque saben que trabajo mucho en la prevención".
Al ser consultado por los salvatajes que marcaron su carrera, recordó que "una vez en Dunamar estuvimos más de 45 minutos para poder rescatar a una mujer y a un joven que se los llevó el mar" y acotó que "en otra ocasión tuvimos un salvataje múltiple en Samoa, donde rescatamos con éxito a unas 13 personas que no podían salir del agua por sus propios medios".
"En esa época no teníamos los sunchos que existen ahora, por lo que todo era más difícil", expresó Messina, quien consideró que en la actualidad "los guardavidas de Claromecó somos los mejores del país, por la forma de trabajo y por la comunicación que tenemos entre nosotros".
En cuanto a la presente temporada, señaló que "tuvimos una gran afluencia turística, mayor a la registrada en años anteriores".


"Bastante peligroso"
"El mar está bastante peligroso, dado que existen varios canales dentro de la zona de baño, por lo que trabajamos mucho en la prevención, informando a los turistas sobre los lugares más apropiados para bañarse", explicó.
Aclaró que "también hemos realizado varios salvatajes fuera de la zona de baño, como ocurre todos los años".
Finalmente, manifestó que "mientras el físico me siga respondiendo no voy a dejar de trabajar" y agregó que "siempre trato de inculcarle a los guardavidas más jóvenes todo lo que aprendí durante estos años".




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